martes, 5 de abril de 2016

Mari Carmen la profesora de yoga de mi madre

Hace unos dieciséis años, oía a la madre de un amigo, lo contenta que estaba con sus clases de yoga. Por aquel entonces aún vivía con mis padres y le sugerí a mi madre que se apuntara. Me costó convencerla, ella era muy escéptica con estas cosas. Se apuntó en un centro cultural por la zona de Oporto y recuerdo que volvía muy contenta de sus clases, por lo visto la profesora era muy maja. Sin duda, gracias a que la profesora era una buena profesional y que tenía una energía muy positiva. Mari Carmen, también ejercía como homeopata. Por su consulta pasó mi hermana, también mi madre por supuesto, también estuve allí con una amiga, con unos problemas increíbles y parecía que hacía efecto, esa especie de curandera que mandaba comprar en las herbolarios, unos medicamentos alternativos muy  extraños. Hace poco más de un año, la profesora faltó a su clases, su madre falleció, poco después se ausentó por  una enfermedad. Al cabo de unos meses se jubiló y mi madre la echó de menos. La nueva profesora era muy distinta a Mari Carmen, le falta esa energía que desprendía, fijarse en sus alumnas...
Está tarde, cuando estaba a escasos metros del portal de la casa de mi madre, salía ella. Ahí es cuando me dijo que su amiga, esa persona que desprendía tanta energía, que desprendía tantas ganas de ayudar a la gente, de curarlas, de tanto amor por los demás, había fallecido... Al decir esta última palabra se llevó la mirada al suelo, mientras no creía lo que oía. Por lo visto la profesora no quiso decir nada a toda esa gente que la rodeaba, lo que tenía. Se enteró esta misma tarde, cuando la llamó una compañera para decírselo. Aún no se ni que día falleció.
Me da mucha pena que gente tan querida, el día de su muerte pase tan desapercibido... Aquí va mi pequeño homenaje a esa gran persona, tocaya de mi madre.
DEP