Tres maneras diferentes de entender una noticia.
________VERSION DE EL PAIS_________
Centenares de jóvenes se enfrentan por segundo día a la policía en el barrio de Malasaña - La madrugada terminó con 46 heridos, ocho detenidos, coches quemados y gases lacrimógenos
Malasaña vivió en la madrugada del miércoles, por segunda noche consecutiva, graves enfrentamientos entre jóvenes y policía. La celebración del día que da nombre a la plaza más importante del barrio terminó con calles arrasadas, 46 heridos y ocho detenidos. Anoche, la policía controló estrechamente la zona y no se produjeron nuevos incidentes.
- 1.30. Dos de Mayo, sitiada. La Policía Municipal controla los accesos a la plaza, donde hay aparcados 15 coches patrulla. A un centenar de metros, ocho furgones de los antidisturbios del Cuerpo Nacional de Policía
esperan acontecimientos en la calle de San Bernardo. Los municipales revisan bolsas y mochilas a quienes pretenden acceder a la plaza, que está vacía. Pero unas 3.000 personas hacen botellón en las calles aledañas. Todos con el recuerdo muy fresco de la noche anterior, en la que los enfrentamientos se saldaron con 22 heridos y 8 detenidos. Comienza el rugido de los cánticos: "¡Mucha policía y poca diversión!". Nadie duda de que va a reeditarse la batalla.
- 2.10. Comienza el 'baile'. Botellas y piedras aisladas empiezan a caer sobre los 20 policías municipales que custodian la plaza. Poco a poco, la frecuencia de los proyectiles aumenta. A las 2.40 los lanzamientos son constantes. Los agentes aguantan el ataque con cubos, cajas y con los propios brazos. "¡Nos falta material!", protesta uno. Un punki de unos 30 años se acerca agresivo a la valla donde están los agentes. "¡Hijos de puta, venid si tenéis cojones!", les grita casi a la cara mientras sigue la lluvia de proyectiles. Comienza la guerra.
- 2.50. A la carga. Alguien da la orden y la policía municipal se lanza a la carga. El punki que gritaba recibe una paliza descomunal. Todo el grupo de policías descarga la rabia acumulada. Recibe patadas, porrazos y puñetazos. Termina tiritando de miedo y arrastrado por el suelo lleno de cristales. Los agentes se lanzan calle arriba porra en mano.
- 2.52. Por el otro flanco. En la calle paralela, la de San Andrés empieza la segunda carga. Los municipales hacen retroceder a unos 300 jóvenes hasta la calle de San Vicente Ferrer. Pero el grupo se topa ahí con los han salido pitando de la calle de Dos de Mayo y, juntos, se envalentonan. Empieza a llover. Un policía resbala y se luxa un brazo. El grito de dolor es estremecedor. Queda tendido sin que puedan moverlo y los chavales comienzan a bajar en esa dirección. "¡Cargad, joder, cargad!", grita un municipal al ver que van a aplastar al compañero del suelo. Y unos 20 policías, casi todos sin casco, tratan de frenar el avance a porrazo limpio. Pero por la calle de la Palma ya baja otro grupo enorme y los municipales quedan rodeados.
- 3.05. Llegan los antidisturbios. Desde la plaza llegan imponentes las lecheras de los antidisturbios. Paran en la calle de la Palma y bajan con cascos, escudos y escopetas de pelotas de goma. Dan miedo. Éstos ya no miran a quién le dan.
-Que venga el que está al mando, dice el jefe de los antidisturbios a un policía municipal sobrepasado.
-No está aquí.
-Bueno, da igual. Ahora estamos nosotros al mando.
Los antidisturbios disparan de inmediato hacia la calle de la Palma. Una, dos, tres veces. Y suben hacia Fuencarral. Los que les esperan cruzan dos vallas de un edificio en obras y un contenedor de escombros, que les sirve arsenal contra la policía. Los antidisturbios no logran superarlo hasta que disparan el primer bote de gas lacrimógeno y el grupo se disuelve. Otra carga. Al que pillan, lo cosen a porrazos.
- 3.20. Encerrados en el 'pub'. Los porteros de los pubs impiden que la gente salga a la calle. Tras intentarlo hasta el último momento, los vendedores chinos de cerveza desisten y corren despavoridos con el carrito a cuestas. Lo mismo hacen todos los que quieren salir ilesos.
- 3.30. "¡Mi muleta!". Cerca de la plaza de Barceló recibe golpes todo el que se pone por delante. Y el que no, también. A un chico de unos 18 años, de estética red skin y que anda con una muleta le abren una brecha en la frente. "¡Mi muleta!", grita asustadísimo tratando de levantarse. Y la muleta vuela, lanzada por un policía, hacia un contenedor. En el suelo, al chico le caen más porrazos.
- 4.30. Barricada en San Ildefonso. Las batallas se fragmentan por Malasaña. Llegan a Gran Vía y a la glorieta de Bilbao. Nadie quiere ir a dormir todavía. En la plaza de San Ildefonso, un grupo de 30 personas (de unos 20 años y bien vestidos) lleva 20 minutos quemando contenedores, sofás y papeleras en una hoguera gigante. El fuego enciende las ramas de un árbol y salta a un coche cercano. Otro grupo destroza las cabinas y saquea una obra en busca de piedras. La policía, que escolta a los bomberos, está al caer. Y cuando cae, suenan los disparos y la goma contra la piel. Los que corren hacia la calle del Barco reciben pelotazos en la espalda. "Esto ya está limpio", dice un antidisturbios.
- 5.00. Hospital de campaña. El Samur tiene montado un hospital de campaña en la glorieta de Bilbao. Los chavales entran con la cabeza abierta y algunos salen en ambulancia camino de algún hospital. Los amigos buscan a los heridos. La enfermería devuelve por unos minutos el sentido común a la noche. Dura poco. "Es una vergüenza lo que habéis hecho", grita Andrea, de 21 años, a los policías cuando ve salir a su amigo magullado. Un antidisturbios se lanza contra ella, la saca por el cuello de detrás de una valla y golpea a dos amigos que tratan de protegerla.
- 5.50. A la espera del metro. Los enfrentamientos se diluyen. En el metro de Tribunal, un grupo de unas 15 personas esperan tranquilamente a que abran el suburbano. Dos furgonetas de los antidisturbios pasan junto a ellos. Paran, se bajan varios agentes y comienzan a dispararles pelotas de goma. Los chicos, sin dar crédito a lo que les viene encima, corren a refugiarse en la boca del metro. Son los últimos coletazos.
- 6.00. Acaban los incidentes. La noche termina con 46 heridos (12 de ellos, policías) y ocho detenidos. Los alborotadores han destrozado 30 contenedores y 15 cubos de basura, cuatro cabinas. Dos coches y dos motos han ardido, según el Ayuntamiento.
"¿Pero qué ha pasado aquí?", pregunta un extranjero a su amiga española que le ha sacado de copas por Malasaña. "Bueno, es dos de Mayo, una fiesta tradicional madrileña...".
____VERSIÓN DEL PERIODICO ABC____
Grupos radicales convocados por SMS provocan otra noche de caos en Malasaña
Juraron venganza, y lo cumplieron. Los incidentes del pasado día 1 en el entorno de la plaza del Dos de Mayo se reprodujeron la madrugada de ayer con una virulencia aún mayor. Más de un millar de jóvenes, descontrolados, bebidos y muchos de ellos pertenecientes a grupos radicales, protagonizaron una batalla campal contra decenas de agentes de Policía. Los gravísimos altercados se saldaron con 46 personas atendidas por el Samur y ocho detenciones. La jornada anterior acabó con 22 heridos y 10 personas en comisaría.La noche comenzó fría. Aunque nada gélida era la actitud de la cada vez mayor muchedumbre juvenil que se iba congregando en torno a las calles de San Andrés y de la Palma, muy cerca de la plaza del Dos de Mayo. Los jóvenes tomaban las aceras y las calzadas, convocados muchos de ellos entre sí a través de mensajes cortos de móvil (SMS), según la Concejalía de Seguridad. «Muchas veces son convocados a través de SMS y son personas que van a buscar directamente el conflicto», subrayó el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón. En cada una de las entradas a la plaza, grupos de agentes de la Policía Municipal -en ese primer momento, 25- se apostaban para controlar la entrada: vigilaban que no metieran botellas de alcohol e inspeccionaban bolsos y mochilas.Son las once de la noche y la zona se va nutriendo, primero poco a poco, luego de manera más notable, de «botelloneros». Resuenan los comentarios sobre las «hazañas» cometidas por muchos de ellos la noche anterior. Mientras, los porros y litros y más litros de alcohol van cabalgando por el cuerpo de estos jóvenes, casi todos mayores de edad. Los primeros conatos de disturbios comienzan impidiendo el tránsito de coches por la calle. Los congregados utilizan la entrada de cualquier portal para orinar. Ni una gota en Dos de Mayo. La bacanal está a sólo unos metros. Hay ahora 35 agentes.Sonaron, literalmente, tambores de guerra. Y, como la noche anterior, a las 2.30, comenzaron los altercados. Lo que empezó con insultos a la Policía Municipal derivó pronto en botellas que volaban sobre las cabezas de los agentes. Los funcionarios tuvieron que aguantar 20 minutos de lanzamiento de objetos peligrosos. La imagen que ofrecían algunos de ellos parapetándose tras cajas de plástico de refrescos o intentando arrancar las tapaderas de los contenedores de basura para utilizarlos como escudos no tiene desperdicio.Hasta que, a las 2.50, comienzan a llover ladrillos, papeleras y contenedores. Es entonces cuando comienza la espiral de violencia por el barrio de Malasaña. La mayor parte de los alborotadores corren delante de la Policía, por San Andrés y Palma, hacia arriba. La cosa pinta cada vez peor. «¡Venid desde Carranza a San Andrés!», ordena a gritos un mando municipal por la radio. No tardan en aparecer los refuerzos. Y, cinco minutos después, por fin, la Unidad de Intervención Policial (UIP) o «antidisturbios», del Cuerpo Nacional.En ese momento, la plaza del Dos de Mayo fue desalojada y cerrada a cal y canto. La marabunta se acababa de trasladar a Palma y San Andrés, pero también a Divino Pastor, San Vicente Ferrer, Velarde, Espítiru Santo... Las carreras no cesan.Pelotas y botes de humoSon esos momentos los de más angustia: los jóvenes destrozan la valla de una obra de Palma, con lo que queda el enorme foso de unos cimientos -hasta entonces, utilizado como urinario- completamente libre. La caseta de obra también es arrancada de cuajo y tirada al suelo. Destrozan el espejo retrovisor de un coche, lanzan ladrillos, queman contenedores y dos motos son tiradas al suelo. Ahí se quedan. Levantan un cajón de escombros y lo colocan en medio de la calle, obstaculizando el paso.Mientras todo esto ocurre, una marea humana se concentra, carrera arriba, carrera abajo, por la calle de Fuencarral, justo a la altura del Tribunal de Cuentas. Las luces de algunas de las calles que unen Malasaña con esta zona fueron apagadas por la Policía para desorientar a los vándalos.Botellas van, botellas vienen, cuando empieza el lanzamiento de botes de humo y pelotas de goma en plena calle de Fuencarral. Los numerosos viandantes que pasaban por allí no dan crédito a lo que ven.«Red skin», antifascistas...Muchos jóvenes, palo en mano, lucen anagramas antisistema, anarquistas, antifascistas, y se ven cada vez más «red skins». Una chica rubia y bastante joven llora desconsoladamente junto a un grupo de amigos en la calle de San Vicente Ferrer. Sangra por encima de la oreja, de un golpe recibido con las porras. Dos furgones de «antidisturbios» corren hacia Tribunal a toda velocidad. La adolescente sigue llorando, y no quieren avisar al Samur.En total, el servicio madrileño de emergencias tiene que atender a 46 personas, indicaron fuentes de Emergencias Madrid, de los que 12 son policías -repartidos a partes iguales entre nacionales y municipales-. Uno de ellos es trasladado grave a la Clínica de la Concepción, con rotura de cúbito y radio. El resto son jóvenes alborotadores. Quince personas acaban en el hospital por puntos de sutura. La marabunta ruge ahora hacia la plaza de Barceló, donde los municipales se emplean a fondo: un joven cae por una rampa tras recibir un golpe de porra, y en la embestida llega a perder incluso una zapatilla de deporte. Otros jóvenes intentan agredir a los agentes en represalia.Y continúan las carreras, ahora por todo Mejía Lequerica, hacia Bilbao. Mientras, otros grupos van desde Fuencarral, también hacia Bilbao. Los vándalos se van dispersando, hacia la otra parte de la glorieta, la que da a Chamberí.Pero en otro punto, en la plaza de San Ildefonso -o del «Grial»-, también pasto del «botellón», unos encapuchados han prendido una fogata junto a un par de coches. Uno de sus propietarios observa, impotente, cómo las llamas van alcanzando su vehículo. No puede hacer nada. Los jóvenes lanzan más maderas y objetos para avivar las llamas, mientras que otros destrozan una cabina de teléfono. El turismo comienza a echar humo. Llegan los municipales y alguno de ellos la emprende hasta con los periodistas. La calma llega, poco a poco, pasadas las cuatro.____LA VERSIÓN SEGÚN "LA RAZÓN"____Malasaña vuelve a la carga
Otra madrugada de choques entre jóvenes y agentes se salda con 46 heridos y 8 detenidos
R. M.
Varias escenas de los violentos choques entre jóvenes y la Policía, en el céntrico barrio de Maravillas
Varias escenas de los violentos choques entre jóvenes y la Policía, en el céntrico barrio de Maravillas
Varias escenas de los violentos choques entre jóvenes y la Policía, en el céntrico barrio de Maravillas
Varias escenas de los violentos choques entre jóvenes y la Policía, en el céntrico barrio de Maravillas
Madrid- Ya van dos madrugadas de lucha callejera y contundente respuesta policial en las calles del céntrico barrio de Maravillas, más conocido como Malasaña. En la madrugada de ayer, se convirtieron de nuevo en un improvisado campo de batalla en el que las fuerzas del orden (entre ochenta y cien efectivos de la Policías Nacional y Local) se enfrentaron a cientos de alborotadores en una cruenta reyerta que se extendió hasta más allá de la Gran Vía. Terminó con 46 heridos, entre ellos seis policías nacionales y seis locales. Uno de los municipales heridos fue llevado al hospital de La Concepción. Su calificación médica era grave, aunque en ningún momento se temió por su vida: sufría fractura de cúbito y radio. Es la segunda noche de «botellones» que termina de la peor manera, con contenedores ardiendo cruzados en la calle y cargas policiales.
La primera estalló a las dos de la mañana del martes pasado, tras un intento de los municipales de frenar el consumo ilegal de alcohol en la plaza del Dos de Mayo: una inesperada y multitudinaria batalla callejera con 22 heridos y 10 detenidos. El saldo de ambos días es de 67 heridos leves y uno grave, de los cuales 23 son policías de los dos cuerpos citados. Los detenidos ascienden a 18.
Un total de 25 sanitarios del Samur se encargaron de organizar de nuevo ayer un hospital de campaña en toda regla en la glorieta de Bilbao para atender a los heridos en las refriegas. La mayoría presentaban contusiones y cortes en la cabeza, lo que da fe de la contundencia y precisión con la que tuvo que emplearse la Policía para reducir el motín. Allí se trabajó hasta las seis y media de la mañana, y muchos de los afectados fueron enviados a diversos hospitales madrileños después de haber recibido los primeros auxilios.
Un choque esperado
Tras los disturbios de la madrugada del martes, se preveían nuevos enfrentamientos. Tanto fuentes de la Policía Nacional como la Local afirmaron, sin embargo, en la tarde del martes, que se mantendrían los operativos de seguridad previstos para estos casos. En el supuesto de la policía local, ese dispositivo estaba integrado en la madrugada del martes por 25 agentes, y en la de ayer por 30, ninguno de ellos equipado con material antidisturbios. Agentes encargados exclusivamente de cuidar de que no exista el botellón.
Tres maneras diferentes de entender una noticia.
________VERSION DE EL PAIS_________
Centenares de jóvenes se enfrentan por segundo día a la policía en el barrio de Malasaña - La madrugada terminó con 46 heridos, ocho detenidos, coches quemados y gases lacrimógenos
Malasaña vivió en la madrugada del miércoles, por segunda noche consecutiva, graves enfrentamientos entre jóvenes y policía. La celebración del día que da nombre a la plaza más importante del barrio terminó con calles arrasadas, 46 heridos y ocho detenidos. Anoche, la policía controló estrechamente la zona y no se produjeron nuevos incidentes.
- 1.30. Dos de Mayo, sitiada. La Policía Municipal controla los accesos a la plaza, donde hay aparcados 15 coches patrulla. A un centenar de metros, ocho furgones de los antidisturbios del Cuerpo Nacional de Policía
esperan acontecimientos en la calle de San Bernardo. Los municipales revisan bolsas y mochilas a quienes pretenden acceder a la plaza, que está vacía. Pero unas 3.000 personas hacen botellón en las calles aledañas. Todos con el recuerdo muy fresco de la noche anterior, en la que los enfrentamientos se saldaron con 22 heridos y 8 detenidos. Comienza el rugido de los cánticos: "¡Mucha policía y poca diversión!". Nadie duda de que va a reeditarse la batalla.
- 2.10. Comienza el 'baile'. Botellas y piedras aisladas empiezan a caer sobre los 20 policías municipales que custodian la plaza. Poco a poco, la frecuencia de los proyectiles aumenta. A las 2.40 los lanzamientos son constantes. Los agentes aguantan el ataque con cubos, cajas y con los propios brazos. "¡Nos falta material!", protesta uno. Un punki de unos 30 años se acerca agresivo a la valla donde están los agentes. "¡Hijos de puta, venid si tenéis cojones!", les grita casi a la cara mientras sigue la lluvia de proyectiles. Comienza la guerra.
- 2.50. A la carga. Alguien da la orden y la policía municipal se lanza a la carga. El punki que gritaba recibe una paliza descomunal. Todo el grupo de policías descarga la rabia acumulada. Recibe patadas, porrazos y puñetazos. Termina tiritando de miedo y arrastrado por el suelo lleno de cristales. Los agentes se lanzan calle arriba porra en mano.
- 2.52. Por el otro flanco. En la calle paralela, la de San Andrés empieza la segunda carga. Los municipales hacen retroceder a unos 300 jóvenes hasta la calle de San Vicente Ferrer. Pero el grupo se topa ahí con los han salido pitando de la calle de Dos de Mayo y, juntos, se envalentonan. Empieza a llover. Un policía resbala y se luxa un brazo. El grito de dolor es estremecedor. Queda tendido sin que puedan moverlo y los chavales comienzan a bajar en esa dirección. "¡Cargad, joder, cargad!", grita un municipal al ver que van a aplastar al compañero del suelo. Y unos 20 policías, casi todos sin casco, tratan de frenar el avance a porrazo limpio. Pero por la calle de la Palma ya baja otro grupo enorme y los municipales quedan rodeados.
- 3.05. Llegan los antidisturbios. Desde la plaza llegan imponentes las lecheras de los antidisturbios. Paran en la calle de la Palma y bajan con cascos, escudos y escopetas de pelotas de goma. Dan miedo. Éstos ya no miran a quién le dan.
-Que venga el que está al mando, dice el jefe de los antidisturbios a un policía municipal sobrepasado.
-No está aquí.
-Bueno, da igual. Ahora estamos nosotros al mando.
Los antidisturbios disparan de inmediato hacia la calle de la Palma. Una, dos, tres veces. Y suben hacia Fuencarral. Los que les esperan cruzan dos vallas de un edificio en obras y un contenedor de escombros, que les sirve arsenal contra la policía. Los antidisturbios no logran superarlo hasta que disparan el primer bote de gas lacrimógeno y el grupo se disuelve. Otra carga. Al que pillan, lo cosen a porrazos.
- 3.20. Encerrados en el 'pub'. Los porteros de los pubs impiden que la gente salga a la calle. Tras intentarlo hasta el último momento, los vendedores chinos de cerveza desisten y corren despavoridos con el carrito a cuestas. Lo mismo hacen todos los que quieren salir ilesos.
- 3.30. "¡Mi muleta!". Cerca de la plaza de Barceló recibe golpes todo el que se pone por delante. Y el que no, también. A un chico de unos 18 años, de estética red skin y que anda con una muleta le abren una brecha en la frente. "¡Mi muleta!", grita asustadísimo tratando de levantarse. Y la muleta vuela, lanzada por un policía, hacia un contenedor. En el suelo, al chico le caen más porrazos.
- 4.30. Barricada en San Ildefonso. Las batallas se fragmentan por Malasaña. Llegan a Gran Vía y a la glorieta de Bilbao. Nadie quiere ir a dormir todavía. En la plaza de San Ildefonso, un grupo de 30 personas (de unos 20 años y bien vestidos) lleva 20 minutos quemando contenedores, sofás y papeleras en una hoguera gigante. El fuego enciende las ramas de un árbol y salta a un coche cercano. Otro grupo destroza las cabinas y saquea una obra en busca de piedras. La policía, que escolta a los bomberos, está al caer. Y cuando cae, suenan los disparos y la goma contra la piel. Los que corren hacia la calle del Barco reciben pelotazos en la espalda. "Esto ya está limpio", dice un antidisturbios.
- 5.00. Hospital de campaña. El Samur tiene montado un hospital de campaña en la glorieta de Bilbao. Los chavales entran con la cabeza abierta y algunos salen en ambulancia camino de algún hospital. Los amigos buscan a los heridos. La enfermería devuelve por unos minutos el sentido común a la noche. Dura poco. "Es una vergüenza lo que habéis hecho", grita Andrea, de 21 años, a los policías cuando ve salir a su amigo magullado. Un antidisturbios se lanza contra ella, la saca por el cuello de detrás de una valla y golpea a dos amigos que tratan de protegerla.
- 5.50. A la espera del metro. Los enfrentamientos se diluyen. En el metro de Tribunal, un grupo de unas 15 personas esperan tranquilamente a que abran el suburbano. Dos furgonetas de los antidisturbios pasan junto a ellos. Paran, se bajan varios agentes y comienzan a dispararles pelotas de goma. Los chicos, sin dar crédito a lo que les viene encima, corren a refugiarse en la boca del metro. Son los últimos coletazos.
- 6.00. Acaban los incidentes. La noche termina con 46 heridos (12 de ellos, policías) y ocho detenidos. Los alborotadores han destrozado 30 contenedores y 15 cubos de basura, cuatro cabinas. Dos coches y dos motos han ardido, según el Ayuntamiento.
"¿Pero qué ha pasado aquí?", pregunta un extranjero a su amiga española que le ha sacado de copas por Malasaña. "Bueno, es dos de Mayo, una fiesta tradicional madrileña...".
____VERSIÓN DEL PERIODICO ABC____
Grupos radicales convocados por SMS provocan otra noche de caos en Malasaña
Juraron venganza, y lo cumplieron. Los incidentes del pasado día 1 en el entorno de la plaza del Dos de Mayo se reprodujeron la madrugada de ayer con una virulencia aún mayor. Más de un millar de jóvenes, descontrolados, bebidos y muchos de ellos pertenecientes a grupos radicales, protagonizaron una batalla campal contra decenas de agentes de Policía. Los gravísimos altercados se saldaron con 46 personas atendidas por el Samur y ocho detenciones. La jornada anterior acabó con 22 heridos y 10 personas en comisaría.
La noche comenzó fría. Aunque nada gélida era la actitud de la cada vez mayor muchedumbre juvenil que se iba congregando en torno a las calles de San Andrés y de la Palma, muy cerca de la plaza del Dos de Mayo. Los jóvenes tomaban las aceras y las calzadas, convocados muchos de ellos entre sí a través de mensajes cortos de móvil (SMS), según la Concejalía de Seguridad. «Muchas veces son convocados a través de SMS y son personas que van a buscar directamente el conflicto», subrayó el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón. En cada una de las entradas a la plaza, grupos de agentes de la Policía Municipal -en ese primer momento, 25- se apostaban para controlar la entrada: vigilaban que no metieran botellas de alcohol e inspeccionaban bolsos y mochilas.
Son las once de la noche y la zona se va nutriendo, primero poco a poco, luego de manera más notable, de «botelloneros». Resuenan los comentarios sobre las «hazañas» cometidas por muchos de ellos la noche anterior. Mientras, los porros y litros y más litros de alcohol van cabalgando por el cuerpo de estos jóvenes, casi todos mayores de edad. Los primeros conatos de disturbios comienzan impidiendo el tránsito de coches por la calle. Los congregados utilizan la entrada de cualquier portal para orinar. Ni una gota en Dos de Mayo. La bacanal está a sólo unos metros. Hay ahora 35 agentes.
Sonaron, literalmente, tambores de guerra. Y, como la noche anterior, a las 2.30, comenzaron los altercados. Lo que empezó con insultos a la Policía Municipal derivó pronto en botellas que volaban sobre las cabezas de los agentes. Los funcionarios tuvieron que aguantar 20 minutos de lanzamiento de objetos peligrosos. La imagen que ofrecían algunos de ellos parapetándose tras cajas de plástico de refrescos o intentando arrancar las tapaderas de los contenedores de basura para utilizarlos como escudos no tiene desperdicio.
Hasta que, a las 2.50, comienzan a llover ladrillos, papeleras y contenedores. Es entonces cuando comienza la espiral de violencia por el barrio de Malasaña. La mayor parte de los alborotadores corren delante de la Policía, por San Andrés y Palma, hacia arriba. La cosa pinta cada vez peor. «¡Venid desde Carranza a San Andrés!», ordena a gritos un mando municipal por la radio. No tardan en aparecer los refuerzos. Y, cinco minutos después, por fin, la Unidad de Intervención Policial (UIP) o «antidisturbios», del Cuerpo Nacional.
En ese momento, la plaza del Dos de Mayo fue desalojada y cerrada a cal y canto. La marabunta se acababa de trasladar a Palma y San Andrés, pero también a Divino Pastor, San Vicente Ferrer, Velarde, Espítiru Santo... Las carreras no cesan.
Pelotas y botes de humo
Son esos momentos los de más angustia: los jóvenes destrozan la valla de una obra de Palma, con lo que queda el enorme foso de unos cimientos -hasta entonces, utilizado como urinario- completamente libre. La caseta de obra también es arrancada de cuajo y tirada al suelo. Destrozan el espejo retrovisor de un coche, lanzan ladrillos, queman contenedores y dos motos son tiradas al suelo. Ahí se quedan. Levantan un cajón de escombros y lo colocan en medio de la calle, obstaculizando el paso.
Mientras todo esto ocurre, una marea humana se concentra, carrera arriba, carrera abajo, por la calle de Fuencarral, justo a la altura del Tribunal de Cuentas. Las luces de algunas de las calles que unen Malasaña con esta zona fueron apagadas por la Policía para desorientar a los vándalos.
Botellas van, botellas vienen, cuando empieza el lanzamiento de botes de humo y pelotas de goma en plena calle de Fuencarral. Los numerosos viandantes que pasaban por allí no dan crédito a lo que ven.
«Red skin», antifascistas...
Muchos jóvenes, palo en mano, lucen anagramas antisistema, anarquistas, antifascistas, y se ven cada vez más «red skins». Una chica rubia y bastante joven llora desconsoladamente junto a un grupo de amigos en la calle de San Vicente Ferrer. Sangra por encima de la oreja, de un golpe recibido con las porras. Dos furgones de «antidisturbios» corren hacia Tribunal a toda velocidad. La adolescente sigue llorando, y no quieren avisar al Samur.
En total, el servicio madrileño de emergencias tiene que atender a 46 personas, indicaron fuentes de Emergencias Madrid, de los que 12 son policías -repartidos a partes iguales entre nacionales y municipales-. Uno de ellos es trasladado grave a la Clínica de la Concepción, con rotura de cúbito y radio. El resto son jóvenes alborotadores. Quince personas acaban en el hospital por puntos de sutura. La marabunta ruge ahora hacia la plaza de Barceló, donde los municipales se emplean a fondo: un joven cae por una rampa tras recibir un golpe de porra, y en la embestida llega a perder incluso una zapatilla de deporte. Otros jóvenes intentan agredir a los agentes en represalia.
Y continúan las carreras, ahora por todo Mejía Lequerica, hacia Bilbao. Mientras, otros grupos van desde Fuencarral, también hacia Bilbao. Los vándalos se van dispersando, hacia la otra parte de la glorieta, la que da a Chamberí.
Pero en otro punto, en la plaza de San Ildefonso -o del «Grial»-, también pasto del «botellón», unos encapuchados han prendido una fogata junto a un par de coches. Uno de sus propietarios observa, impotente, cómo las llamas van alcanzando su vehículo. No puede hacer nada. Los jóvenes lanzan más maderas y objetos para avivar las llamas, mientras que otros destrozan una cabina de teléfono. El turismo comienza a echar humo. Llegan los municipales y alguno de ellos la emprende hasta con los periodistas. La calma llega, poco a poco, pasadas las cuatro.
____LA VERSIÓN SEGÚN "LA RAZÓN"____
Malasaña vuelve a la carga
Otra madrugada de choques entre jóvenes y agentes se salda con 46 heridos y 8 detenidos
R. M.
Varias escenas de los violentos choques entre jóvenes y la Policía, en el céntrico barrio de Maravillas Varias escenas de los violentos choques entre jóvenes y la Policía, en el céntrico barrio de Maravillas Varias escenas de los violentos choques entre jóvenes y la Policía, en el céntrico barrio de Maravillas Varias escenas de los violentos choques entre jóvenes y la Policía, en el céntrico barrio de Maravillas |
Madrid- Ya van dos madrugadas de lucha callejera y contundente respuesta policial en las calles del céntrico barrio de Maravillas, más conocido como Malasaña. En la madrugada de ayer, se convirtieron de nuevo en un improvisado campo de batalla en el que las fuerzas del orden (entre ochenta y cien efectivos de la Policías Nacional y Local) se enfrentaron a cientos de alborotadores en una cruenta reyerta que se extendió hasta más allá de la Gran Vía. Terminó con 46 heridos, entre ellos seis policías nacionales y seis locales. Uno de los municipales heridos fue llevado al hospital de La Concepción. Su calificación médica era grave, aunque en ningún momento se temió por su vida: sufría fractura de cúbito y radio. Es la segunda noche de «botellones» que termina de la peor manera, con contenedores ardiendo cruzados en la calle y cargas policiales.
La primera estalló a las dos de la mañana del martes pasado, tras un intento de los municipales de frenar el consumo ilegal de alcohol en la plaza del Dos de Mayo: una inesperada y multitudinaria batalla callejera con 22 heridos y 10 detenidos. El saldo de ambos días es de 67 heridos leves y uno grave, de los cuales 23 son policías de los dos cuerpos citados. Los detenidos ascienden a 18.
Un total de 25 sanitarios del Samur se encargaron de organizar de nuevo ayer un hospital de campaña en toda regla en la glorieta de Bilbao para atender a los heridos en las refriegas. La mayoría presentaban contusiones y cortes en la cabeza, lo que da fe de la contundencia y precisión con la que tuvo que emplearse la Policía para reducir el motín. Allí se trabajó hasta las seis y media de la mañana, y muchos de los afectados fueron enviados a diversos hospitales madrileños después de haber recibido los primeros auxilios.
Un choque esperado
Tras los disturbios de la madrugada del martes, se preveían nuevos enfrentamientos. Tanto fuentes de la Policía Nacional como la Local afirmaron, sin embargo, en la tarde del martes, que se mantendrían los operativos de seguridad previstos para estos casos. En el supuesto de la policía local, ese dispositivo estaba integrado en la madrugada del martes por 25 agentes, y en la de ayer por 30, ninguno de ellos equipado con material antidisturbios. Agentes encargados exclusivamente de cuidar de que no exista el botellón.
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